Durante casi 3 siglos, la familia Cattin se ha dedicado al cultivo de la vid y la producción de vino en Voegtlinshoffen, Alsacia.

En 1720, François Cattin que se dedicaba a la albañilería, decidió convertirse en viticultor, comenzando el legado que heredarían 11 generaciones. A finales del siglo XIX, la crisis de la filoxera comenzó a causar grandes daños en el viñedo alsaciano.

Joseph Cattin (uno de los herederos), se especializó en injertos para combatir al insecto y se convirtió en uno de los pioneros de la viticultura alsaciana. Tras la muerte de Joseph, su hijo Antoine se hizo cargo del negocio familiar, que ocupaba aproximadamente 7 ha; enólogo reconocido por la calidad de sus grandes vinos, apuesta por preservar el carácter y la tipicidad que hacen que los vinos de Alsacia sean tan originales.  Actualmente, la bodega cuenta con 60 ha de viñedo propio, distribuidas en la AOC Alsace, Alsace Grand Cru y Crémant d’Alsace, respetando la experiencia adquirida a través de generaciones de grandes viticultores.